Delirios De Grandeza-

viernes, 27 de abril de 2007

 




Comienza a anochecer y vuelvo a estar triste un dia mas se va y tu no estas Quisiera escapar, huir de esta soledad... Pero algo me impide dejar todo atras Sin ti, nada es igual Quiza haya una razón por la que luchar cuentan que un ser provocó la ira de un dios por su perfección Su envidia acabó con el don, en dos le separó y el dios descansó Intento no pensar, no quiero estar triste mi vida ya no es igual si tu no estas No entiendo la razón, pero algo me dice que un dia tu y yo haremos temblar a ese dios, ya lo veras Quiza haya una razón por la que luchar cuentan que un ser provocó la ira de un dios por su perfección Su envidia acabó con el don, en dos le separó y el dios descansó Y un día, tal vez, se vuelvan a ver Sintiendo una atracción no entienden por que, pero han de saber que han roto esa maldicion han de hacer caso a su corazón Cuentan que un ser provocó La ira de un dios por su perfección Por nombre le puso amor Tu eres la mitad... la otra soy yo






En la mitología griega, eran tres los sexos: lo masculino era en un principio descendiente del sol; lo femenino, de la tierra; y lo que participaba de ambos, de la luna. Y precisamente, como la luna, eran circulares ellos mismos y su manera de avanzar. Eran, pues, terribles por su fuerza y su vigor y tenían gran arrogancia, hasta el punto de que atentaron contra los dioses. Entonces Zeus y los demás dioses deliberaron y se encontraban ante un dilema, ya que ni podían matarlos ni hacer desaparecer su raza, fulminándolos con el rayo como a los gigantes - porque entonces desaparecerían los honores y sacrificios que los hombres les tributaban -, ni permitir que siguieran siendo altaneros. Tras mucho pensarlo, al fin Zeus tuvo una idea y dijo: "Me parece que tengo una estratagema para que continúe habiendo hombres y dejen de ser insolentes, al hacerse más débiles. Ahora mismo, en efecto -continuó- voy a cortarlos en dos a cada uno, y así serán al mismo tiempo más débiles y más útiles para nosotros, al haber aumentado su número. Así pues, una vez que la naturaleza de este ser quedó cortada en dos, cada parte echaba de menos a su mitad, y se reunía con ella, se rodeaban con sus brazos, se abrazaban la una a la otra, anhelando ser una sola por naturaleza. Desde hace tanto tiempo, pues, el amor de unos a otros es innato en los hombres y aglutinador de la antigua naturaleza, y trata de hacer un solo individuo de dos. Así pues, cuando se tropiezan con aquella verdadera mitad de sí mismos, sienten un maravilloso impacto de amistad, de afinidad y de amor, de manera que no están dispuestos a separarse.

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